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¿Cómo evitar el aburrimiento en los niños?

Actualizado: 23 oct 2022

(Y cómo dejar de estar más aburrido que el burro de Sherk)




¡Mamá, me aburroooo!,

¡Papá, me aburroooo muchoo!


¡Abuela, juega conmigo!

¡Me aburro, me aburro, me aburro!…


¿Cuánto queda?

¿Y ahora qué hacemos?


¿Juegas conmigo?

¿Hoy no salimos?



Introducción

El aburrimiento es un problema común entre los niños. Hay muchas formas de curar el aburrimiento y la clave está en averiguar qué le gusta al niño y ofrecerle algo que pueda hacer. No siempre es posible, pero si lo es, les ayudará a superar su aburrimiento rápidamente.

La introducción debe ser una descripción general de lo que hablará la sección de contenido, así como algunas palabras clave que se pueden usar para encontrar este contenido.



¿Qué deben hacer los padres cuando un niño se aburre?

El aburrimiento es una parte natural de la niñez y es importante que los padres entiendan qué lo causa. Los niños se aburren cuando no tienen nada que hacer o cuándo están cansados y necesitan un descanso.


Algunas personas cuidadoras, cansadas de escuchar el canturreo de : “me aburro”, “me aburro”, hiperactivan a los niños y hacen cosas con ellos, ejemplo: los llevan a la biblioteca a por un buen libro o se van al mercado a por los ingredientes de la cena.


Otros, anclados en él: “que se aburra y punto” el niño debe de buscar su propio plan B, o montar un buen circo (véase rabieta, pataleta, o cualquier tipo de reclamo) para llamar la atención y conseguir lo que él quiere.


Las personas cuidadoras deben encontrar su propio sistema. También hay que ser consciente de los distintos niveles de energía de sus hijos y no obligarlos a hacer cosas para las que no están preparados.


¿Cómo se puede reducir el aburrimiento de los niños?

El aburrimiento generalmente se define como un estado mental en el que uno siente una falta de interés o disfrute. Puede ser difícil para los niños encontrar cosas que hacer y aburrirse.


Muchas personas cuidadoras saben cómo se puede reducir el aburrimiento jugando con sus hijos, como juegos de mesa, juegos de cartas y rompecabezas. Estas actividades no solo son divertidas, sino que también enseñan a los niños diferentes habilidades, como la paciencia, las matemáticas y las habilidades sociales.


Sin embargo, se quiere la receta mágica, que no molesten, que sean independientes y mejor calladitos. ¿Existe verdaderamente esa formula sin un sistema previo, rutina o proceso de aprendizaje preestablecido?





¿Por qué los niños se aburren tanto?

Los niños se aburren porque viven en el mundo de la inmediatez, del hacer muchas cosas y llenarlos todo el horario con actividades (extraescolares de deporte, inglés y violín. Multitasking). Quizá las personas cuidadoras se lo dan todo muy masticado y no les permiten tomar decisiones ni ser responsables en su día a día sobre qué hacer y cómo hacerlo.


La falta de disciplina, la permisividad y la sobreprotección imperante en la sociedad también puede ser otro factor importante de la ecuación. Todo el cóctel de ahí arriba puede explotar y construir un niño sin paciencia, sin imaginación y cero tolerancia a aburrirse.


Tranquilos, más de uno y una ya tiene la solución: dales un teléfono y conéctalos. Por un ratito no pasa nada.



¿Cuáles son las mejores estrategias?

El aburrimiento es una experiencia humana universal y todos sabemos cómo se siente y a qué sabe. No son solo los niños los que se aburren en la escuela. También los adultos tienen que sentarse en una reunión durante horas y horas. Todos pasamos por períodos de aburrimiento.


El problema es que el aburrimiento puede llevarnos a hacer cosas de las que luego nos arrepentimos, como comer demasiado, gastar dinero que no tenemos o irse con otro (a ver si nos anima). Por eso es importante encontrar estrategias que ayuden a reducir el aburrimiento tanto en niños como en adultos. O actividades que te ayuden a lidiar con él.



¿Es realmente malo aburrirse?


Ya lo decía Bertrand Russell:“Una generación que no soporta el aburrimiento, es una generación de escaso valor”.


En esta sociedad hiperactiva y sobreestimulada, se puede ver el aburrimiento como un sentimiento de vacío y descontento. Como si fuera un gran fracaso personal.


El FOMO, el miedo a perderse algo (siglas en ingles que significan Fear Of Missing Out) está por todos lados. Conciertos, Post en Instagram, mercadillos, salidas a la montaña y quedadas de antiguo alumnos de Bachillerato, siempre hay cosas que hacer.


Si los adultos vemos que está mal aburrirse, se lo vamos a trasladar a los niños y de forma inconsciente ellos lo van a ver cómo tal.

¿Podemos pedirles a los niños que acepten el aburrimiento, cuando nosotros tampoco lo aceptamos?


Pero, ¿realmente es tan malo aburrirse?


Nos conecta con nuestro ser, con nuestro interior. Aburrirse es muy positivo para nuestro cerebro. Es una emoción indispensable para poder conectar con nuestro interior, con nuestras emociones, anhelos o miedos. Puede ser la mejor oportunidad para parar y escucharnos.


¿Qué nos estamos contando?


Para ser conscientes de todo aquello que nos pasa, nos decimos y hacemos. Para observar nuestra mente y sentir cómo nos sentimos.


Y eso, estaría bien que se lo expresarnos a las criaturas.


Está bien no hacer algo todo el tiempo.

Está bien aburrirse.

Está bien parar.


Permítetelo.


Permíteselo.



Dolce far niente (ya lo dicen los italianos).




Lo dulce de no hacer nada.




*Por último, cosas que te interesan.

-Los diarios que están revolucionando los hogares.



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