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El regalo que Martín realmente deseaba.

La ciudad está llena de luces. Las calles huelen a galletas recién horneadas. Alguna que otra caca de perro, que el amo no recoge. Digamos que se siente la magia de la Navidad en cada rincón.

Es el momento más esperado del año.

Y, como cada diciembre, los niños sueñan con su gran noche. Espera.

¿Conoces a Martín?

Martín tiene 7 años y lleva semanas imaginando cómo será la noche del 24. Hoy se puede beber coca-cola. El árbol lleno de luces de colores. Los villancicos suenan desde Alexa. ¡Ahora cállate Alexa!

Todo está listo.

Finalmente, llega el momento mágico:

Martín corre hacia los regalos con una emoción que no cabe en su pecho.

  • Rompe el primer paquete: ¡un camión de bomberos gigante!

  • Abre el siguiente: ¡una pista de carreras que brilla en la oscuridad!

  • Y después… ¡un set de construcción increíble!



La habitación se llena de risas y exclamaciones.

Pero, después de un rato, el ruido se apaga. Los mayores se sientan a la mesa, charlan y brindan con copas en mano. Ya sabes cosas de mayores.

Y Martín…

Martín, con su camión de bomberos en la mano, se acerca con una sonrisa:

«¿Jugamos juntos?»

Su madre, con la mejor intención, responde:

«Ahora no, cariño, estamos con los adultos.»


Martín asiente, mira sus juguetes… y se retira al salón. Primero juega solo en el suelo. Después, monta su set de construcción. Hasta que, agotado, se queda dormido en el sillón, abrazando su camión rojo.


An-ge-li-to.

Al recogerlo para llevarlo a la cama, su padre encuentra un trozo de papel debajo del sofá. Es la carta de Martín a Papá Noel (no se lo puede creer).

Con letra desordenada y llena de tachones, decía:

«Querido Papá Noel,este año he sido bueno (aunque rompí un jarrón sin querer). Quiero un camión de bomberos muy grande. También una pista de carreras con luces. Y un juego para construir cosas increíbles. Pero, lo que más quiero, es algo que no sé si tú puedes traer…Para mi mamá quiero que siempre esté feliz. Y para mi papá… quiero que me regales tiempo. A veces dice que está ocupado. Pero yo quiero que tenga tiempo para estar conmigo. Tiempo para jugar, reír y hacer cosas juntos.» Martín

Esta no es solo la historia de Martín. Es la historia de muchos niños.

Porque los juguetes son emocionantes por un rato, pero lo que ellos realmente desean no se compra ni se envuelve. Este año, regala lo que importa de verdad: Tu tiempo, tu presencia, tu atención & tu cariño.

Feliz Navidad, Iván __ ¿Te ha gustado? Apúntate abajo para recibir los correos que van a transformar la forma en que ves la infancia y la mirada que tienes hacia tus hijos. Abajo  ***  Escribo cada día para inspirarte y hacer que no te arrepientas de como has criado a tus hijos. Sin culpas, ni lamentos. Si quieres estar en PAZ, súmate a la tribu. Día que no estás dentro, aprendizaje y reflexión que te pierdes. *Suscríbete a la Japiletter

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